Toulouse-Lautrec: "El Tocador" (1899)
Tus ondas de claro rubio surcan el viento. Tus ojos se sumergen en las profundidades del océano. Tu boca tienta al beso del amor. Así te veo y así te recuerdo.
Tu risa hace eco entre montañas. Tus palabras acuden al oído caprichosas. Tus maneras son finas como encaje de seda. Así te añoro y te recuerdo yo. Tu alma se orienta a mí, queriéndome hablar. Así me gustaría que fuera.
Aquí estoy yo, reclamándote, pidiéndote que vengas y tú no contestas. Así de triste me quedo yo.
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