lunes, 5 de octubre de 2009

· Malos tiempos


¡Ay, nostalgia, nostalgia! Malos tiempos para recordar, que no tiene sentido darlos a la luz por presentes que estén.

Me quedo con recuerdos que destapan vivencias breves, que resultan difíciles de olvidar. Aun así, acuden recuerdos que no tienen memoria de lo aprendido, de lo vivido, e intento olvidarlos.

Ahora, tiempos presentes del día a día distraen con frecuencia tiempos pasados, y en el recuerdo sólo quedan las impresiones que en mí deja el tránsito de una vida, mi vida.



3 comentarios:

  1. Tenemos tendencia a pensar, sobre todo cuando pasamos por algún bachecillo, o coincidencia de contrariedades, que "cualquier tiempo pasado fue mejor". Idealizamos acontecimientos pasados en nuestra memoria, de manera que la imagen que retenemos no coincide realmente con ese pasado. Tendemos a verlo todo más amable, más redondo: más bonito. Ningún problema; ya sabemos que el ser humano suele afortunadamente olvidar lo malo y recordar lo bueno. El problema se plantea cuando la pervivencia del pasado nos paraliza en el presente, porque con lo que realmente contamos, lo que es real y decisivo a la postre es el presente; y hay que vivirlo y aprovecharlo lo. Este tiempo presente ya no vuelve y si estamos rebotando en el pasado, “irrealmente revivido”, no cuenta como tiempo, es..."nostalgia".

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  2. La nostalgia me enfada. Es añoranza de tiempos pasados que irremediablemente no vuelven. Se traduce en que el tiempo se estanca en los recuerdos y no es lo que quiero. Quiero vivir en el presente con lo que tiene: cosas mejores y peores, con el alivio de no sentir nostalgia por nada ni por nadie.

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  3. Iré al grano: Para atrás no hay que mirar ni para coger impulso. Bueno, a las cantantes portuguesas de fado, se le perdona, pobriñhas¡¡¡

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