Háblame por mi bien, carita de plata, del inmenso cielo, de la claridad absoluta que ilumina tus ojos de miel. Que tus palabras suenen para oír de tu boquita de pez historias que escuchas, dándoles volteretas para explicarme lo pueril que tu cabeza ha creído entender.
Vayamos a aquel rincón donde todo lo pequeño es grande, donde tus juegos se reúnen en una dimensión mágica entre mundos de caracoles de plastilina y feroces dragones que echan fuego por la boca.
Tesoro infantil, háblame de las montañas que ves desde tu ventana, y si las cubre tu deseado manto de nieve.
Sólo puede utilizarse la poesía para hablar de esto que has escrito, porque lo poesía es cercana a la inocencia de los primeros días. Es difícil escribir sobre la belleza, se queda ahí y ya está. Sólo puedo decir que es puro. La luz que anhelas es tuya, está ya ahí.
ResponderEliminarHoy ha llegado ya la nieve a las montañas: más tarde o más temprano, todos los sueños se cumplen si los deseas con ansia y trabajas por ellos. Pero por otro lado, cuando ves un sueño cumplido, te das cuenta de que el tiempo va pasando. A veces no quiero que el tiempo pase tan rápido, porque quiero seguir escuchando las historias que salen por esa boquita de pez...
ResponderEliminarGracias Airun.