miércoles, 25 de noviembre de 2009

· Escribiendo nada



Mi mente está vacía como la jaula del pájaro que echó a volar.
Mis pensamientos se dispersan como el hielo en el mar.
Mis ideas no acuden a mi memoria como niños a la merienda.
Mis palabras no se escuchan como no se oye a un sordo.
Mi inspiración me ha abandonado como al juguete de ayer.
Mis escritos no dicen nada como nada dice un mudo.
Mis sentimientos están dormidos como quien duerme en un hospital.


Mi hastío no me deja como quien aún no muere y quiere.


Mi alma espera serena como la ola que viene detrás.


2 comentarios:

  1. Pero el pájaro retorna,
    el pensamiento se regenera,
    las ideas fluyen como un arroyo,
    las palabras se escriben en el viento.
    La inspiración reaparece
    como cuando se encuentra una carta olvidada.
    Escrito quedará, aunque nadie lo lea.
    Y despertará el sentimiento, convaleciente,
    para sentarse en la solana, a ver pasar el mundo.

    El hastío es el que perdura, mientras le dejemos.

    Besos

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  2. Vaya belleza que se respira por este rincón. Todo pasa, querida N., y todo llega. Mira que cosa más bella se lee en el Salmo 23:

    El Señor es mi Pastor; nada me faltará.
    En lugares de delicados pastos me hará descansar;
    junto a aguas de reposo me pastoreará.

    Confortará mi alma; me guiará por sendas
    de justicia por amor de su nombre.

    Aunque ande en valle de sombra de muerte,
    no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo;
    tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

    Aderezas mesa delante de mí en presencia
    de mis angustiadores; unges mi cabeza con
    aceite; mi copa está rebosando.

    Ciertamente el bien y la misericordia me
    seguirán todos los días de mi vida, y en la
    casa del Señor moraré por largos días.

    Ahí quedó.

    Besos.

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