sábado, 15 de enero de 2011

· Sólo faltan las gaviotas


Aquí estoy esta noche, curándome de la profunda ansiedad que se alimenta en el día y se digiere mal entre sábanas. Echo de menos el mar, aquél que me dio vida por algunos momentos,aquellos paseados a pie de orilla, con aquel imponente rumor que sosiega y al que no me puedo acostumbrar, que parece relatar la vida de ultramar, de serenas sirenas, de piratas pirados, de estrellas sin luna, de caballos con una sola pata rizada como una onda marina. Aquí me hallo intentando dormir y, mientras lo consigo y no, entreoigo desde mi cama un ruido parecido al mar. Atiendo y me doy cuenta que el rumor del tráfico de las doce acerca la ola a la hora de dormir, porque su sonido es tan parecido...Sólo faltan las gaviotas.

3 comentarios:

  1. Bellísimo texto cargado de paradojas, y atmosfera marina que calma mis ganas en cierta manera, de adentrarme por mi sierra de Guadarrama.

    Saludos

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  2. Un logrado juego de equilibrio.

    Transmitir un pálpito con esta brevedad no es fácil. Otros necesitan extenderse para lograrlo, pero es más acertado hacerlo con las mínimas palabras.

    Hay autores que hablan del “rumor del Mundo”: un zumbido hecho a base de todas las criaturas que lo habitan y que está presente constantemente.

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