viernes, 11 de marzo de 2011

· Shostakovich: El difícil equilibrio entre lo grave y lo grotesco.

El Músico ruso Dmitri Shostakóvich intentó por un lado vivir y trabajar en su país, atenazado por el régimen comunista en donde le tocó vivir, y que exigía un "compromiso" y servilismo para con la revolución; y por otro hacer la música que respondiera más honestamente al desarrollo de su proyecto artístico. Ésto plantea el tema de la integridad política del músico; de si debe ser combativo en forma de disidencia abierta (en 1960 se afilió al partido comunista), o de si sus "armas" son más sutiles que un posicionamiento formal de cara a la galería. En su planteamiento artístico se distingue una evolución entre la obra de la época de posguerra, durante unos tiempos dolorosos, terribles y oprimidos para el pueblo ruso, y el posterior a la muerte de Stalin. Incluso después de la desparición del genocida, su implacable fantasma seguiría flotando sobre su cabeza y su obra. En este sentido, él mismo dijo que “es muy difícil correr libremente cuando debes estar mirando sobre tu hombro constantemente”. Obtuvo incomprensión dentro y fuera. Se le acusó de formalismo por parte del régimen comunista. Se le tachó de cobardía por su connivencia/servilismo con él.

En su música está presente el sarcasmo y lo grotesco, el humor y lo histriónico con sus diferentes registros, códigos, intenciones y matices. Ésta característica de su estilo no fue muy bien entendida en su época, y mucho menos por los dirigentes rusos -la Octava sinfonía (1943) de Shostakóvich fue tachada de “pieza repulsiva y ultra-individualista”, la décima (1953) un monumento anti-Stalinista-, pero con el paso del tiempo su peculiar ironía consigue trascender y revitalizarse al ser mas manifiesta y aceptada en el presente. La paradoja de la obra decantada.
Obra la suya variada y no sólo por lo dicho antes, sino porque a lo largo de ella coqueteó con las corrientes del momento dodecafonísmoatonalidadpolitonalidad y cromatismo, aunque predominando mayormente lo tonal en la estela del romanticismo. Sus referencias se miran en Bach, Beethoven, Mahler y Berg.
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·Traemos como ilustración de vídeo el Scherzo (Allegretto) del quinteto para piano y cuerda nº 1. La interpretación corre a cargo de:
- Martha Argerich (piano), Mischa Maisky (cello), Joshua Bell (violin), Henning Kraggerud (violin), Yuri Bashmet (viola) interpretado en el Verbier Festival (2008).


· Enlaces para la audición:
-  Shostakóvich Sinfonía No. 10 en mi menor Op. 93
-  Quinteto para piano y cuerdas
· Un recuerdo para las victimas inocentes de los atentados del 11 de marzo en Madrid y por todos los que están sufriendo ahora la desgracia y el sometimiento en el Mundo.

2 comentarios:

  1. Habéis puesto un lazo negro en el blog, permitirme una pregunta, ¿por qué nueva desgracia? , el tsunami japonés, la guerra de Libia, las revueltas con muertos en la península arábiga, etc.?
    Qué época tan extraña y desgraciada nos toca vivir, amigos.

    Respecto al genio ruso. He leído algo sobre Shostakovich; y por lo que conozco de su profunda música, me aventuro a decir, que por supuesto el asfixiante y totalitario clima político que le tocó sufrir en la rusa soviética, influyó tanto en su obra, como la majestuosidad espiritual de la Venecia del XVI en la de Vivaldi.
    Cada uno es hijo de su tiempo, y esclavo de sus heridas.

    Un saludo siempre.
    Muy buena entrada Morat.

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  2. Bienvenido de nuevo a ésta que es tu casa. Si hermano, época de desgracias encadenadas que nos ha traído el destino. Nuestras preocupaciones se vuelven insignificares al lado del dolor de miles de personas cuyas almas se ven barridas por las fuerzas de la naturaleza y de la rigidez humana.
    Nos debemos de plantear la insignificancia de nuestra especie y de lo que consideramos como importante en la vida. Debemos evitar el corto-plazo y procurar dejar un legado mejor para las generaciones que nos reemplacen. Somos el ejemplo: seamos consecuentes.

    Es cierto cada uno estamos anclados y vinculados al tiempo que nos toca vivir. No podría ser de otra manera. Shostakóvich vivió bajo el yugo del comunismo ruso, e intentó zafarse de la rigidez de una maquina que veía en el arte sólo la propaganda y el “adoctrinamiento” del partido. Su obra refleja esa tensión y enriquece al personaje caricaturizando gravemente a su entorno.
    Un abrazo y los mejores deseos.

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