Pido cuentas a quien pregona que mis ojos están secos.
Pido cuentas a quien dice que mis ojos tienen dueño.
No eres dueño de mis lágrimas tal como tú creías,
son éstas la que afloran por sentirme desvalida.
Que me siento cansada de una vida sin alegría,
añorando caminos que auguren bienvenida.
Solo cuento con un destino que bien o mal se me reserva,
que por un extraño desatino lo sospecho como una roída piedra.
¿ La felicidad es alegría?
Pues si ésta se acerca mucho a aquella, me falta la voz para conquistarla
porque si grito “felicidad” en un precipicio no se hace eco al llamarla.
Sabes que me ha encantado. No se qué más decirte; tan solo voy a dejarte con este poema de Byron:
ResponderEliminarAdiós
¡Adiós! si dicha se concede al hombre
de una plegaria en premio, ésta tu nombre
elevará hasta el trono del Señor.
Promesas, quejas, llanto, fueran vanos;
más que el lloro, exprimido, ya sangrante,
de ojos sin luz, tenaz remordimiento
esta palabra dice... ¡Adiós! ¡Adiós!
Secos están mis ojos, extinguida
mi voz, pero al dejarte, de mi vida
se adueña para siempre un gran dolor.
Aunque el pesar y la pasión torturan
mi corazón, quejarse no le es dado...
Yo sólo sé que en vano hemos amado...
Sólo puedo sentir... ¡Adiós! adiós.
Versión de Jorge Isaacs
http://amediavoz.com/byron.htm