sábado, 29 de mayo de 2010
· El Espejo Ciego
Cuando estaba ante un espejo no era la de ayer, ni la de hoy, ni la de siempre o nunca...
Mi imagen emborronada perduraba en el tiempo y me sentía como un espectro deconstruido, con una mirada triste sobre una sonrisa imperceptible... Me veía así y albergaba una permanente desazón que me producía aquella maldita ansiedad. Quería verme clara en el reflejo que cedía al mundo.
Estaba resquebrajada, como partida en profundas grietas, y puede que el tiempo hubiese sido el causante de la deformidad en ese preciso instante, donde podría permanecer miles de años, hasta que finalmente encontré la nitidez de mi cuerpo y de mi espíritu, que apareció cuando me atreví a renegar de aquel horrible espejo ciego.
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Vaya, le habéis pegado una manita de pintura a las paredes, viene muy bien a hora que empieza la mojama de la calor. También a ganado en velocidad el blog.
ResponderEliminarNo debemos echar mucha cuenta ni pararnos mucho tiempo delante de los espejos, a veces distorsionan la realidad.
*Me gusta el nuevo look