martes, 8 de diciembre de 2009
· Mis frías manos
Meto las manos dentro de los bolsillos como si la vida me fuera en ello. Están heladas y parecen empuñar un sable, cortando tu calor. Cuando cojo las tuyas, el frío se torna hielo y mis caricias son como escarcha atrapada en las yemas de los dedos. Las siento dormidas, como cuando desfallece el alma templada en un cuerpo tiritante de frío.
Si tuviesen vida propia buscarían tu rastro con tal necesidad que tus manos tomarían forma de nido entre las mías, calentándome como a polluelos recién nacidos.
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Esta entrada parece la opuesta de la anterior, como pasa en la vida real, en la que un día parece de fuego y otro de hielo, y, si hay mucha suerte, todos los días son así, porque ¡malditos los días tibios y los amores tibios!
ResponderEliminarYo también paso frío en estos días, y busco una mano que sujete las mías y me caliente los dedos.
Besos.