Limón pintado sobre el mantel, donde da sombra el verde toldo, que ondea con parsimonia a la hora de la siesta. Todos duermen, y yo escribo sobre la mesa entre ácidos limones y procuro que estas líneas los dulcifiquen tanto que, cuando llegue la hora de la merienda aparezca algo tan tierno como un bizcocho recién hecho. Mientras tanto la larga espera, como cuando un huevo es picoteado por el polluelo que procura su ansiado primer sorbo de vida y yo intento ignorar el tic tac nervioso de mi reloj y dar el bostezo que no llega. Pero lo prometido es deuda y debo escribir que lo más dulce que existe en esta casa es un niño tunantuelo que hace gracietas sin parar; con mencionar ésto se ha escrito una nube de azúcar.
domingo, 21 de agosto de 2011
domingo, 7 de agosto de 2011
· ¿Un verano fatal?
Sé que hablar del calor puede resultar banal, demasiado obvio y recurrente, y nada original; mxime con la que está cayendo. Pero abundar más en la perplejidad del ciudadano de a pié, cuando la nomenclatura económica con la que nos levantamos todos los días me sigue resultando alienígena, resulta un acto de masoquismo duro.
La Caló acentúa las aristas y los brillos del filo, que parece estar pendiendo sobre todos los que contemplamos, impotentes, como se agrava día a día la situación.
Aunque, a pesar de mi ignorancia, se entrevé claramente la ambición especuladora, calculadoramente brutal que hay detrás de la “macro-economía”: Intereses capaces de zarandear a países y continentes enteros y que, a la postre, nos acaban arrastrando a todos a un pozo de miseria.
La Caló acentúa las aristas y los brillos del filo, que parece estar pendiendo sobre todos los que contemplamos, impotentes, como se agrava día a día la situación.
Aunque, a pesar de mi ignorancia, se entrevé claramente la ambición especuladora, calculadoramente brutal que hay detrás de la “macro-economía”: Intereses capaces de zarandear a países y continentes enteros y que, a la postre, nos acaban arrastrando a todos a un pozo de miseria.
Vemos como en los últimos años –aunque ha sido la tónica en buena parte de la historia-, el dinero se ha concentrado aún más en unos pocos, mientras se han endeudado y arruinado una gran mayoría. Las hambrunas de África, conviven con las destrucciones de cosechas en nuestro propio país para subir precios –en “buena lógica”-, viniéndonos a demostrar lo poco que ha cambiado el reparto en el mundo.
Mi mente recalentada trata de buscar una conexión entre los valores de la “prima de riesgo”, y la campaña publicitaria espectacular de algunas mancebías sevillanas.
Qué duda cabe que ayudan también los factores ambientales a la inestabilidad y la zozobra; la capacidad de aturdimiento del taladrador sonido de las cigarras, a semejanza de un instrumento musical-ancestral bosquimano/aborigen.
¿Cómo es posible que un periodo que siempre me ha resultado -por mi naturaleza de rostro pálido- penoso, limitante y a la postre de un desgaste físico-mental de lenta recuperación, vivido en ésta Sevilla de verano inhumano, pierda peso en favor de la monotonía hecha vértigo del paso del tiempo?
Otros, enriquecidos con la crisis porque precisamente viven de ella, tienen inmunidad para zafarse del clima en todo momento. Ellos ¿…? se pasean y habitan, con aspecto saludable y moreno, en “paraísos” exclusivos a su medida y para ralea semejante.
Los interminables veranos de la infancia, “cuando el verano tenía setenta días” que decía Luque en una de sus letras, de una de sus crisis: una eternidad en la escala temporal de un niño.
La indigestión de realidad; La acumulación de estímulos en forma de ráfagas constantes. La dedicación excesiva a los periféricos de ortopedia neo-tecnológica. El engatusamiento constante e hipnótico de los medios de promoción comercial. La imposibilidad, en definitiva, de aburrirse tirado a la bartola sin que en derredor se perciban nada más que el zumbido de las moscas -entretenidas con otros animales rumiantes-, nos robó la posibilidad de ralentizar la vida.
La repetición de los mismos actos hasta la semi-vida.
Todo lo relativo a la relatividad, hay que ponerlo en observación.
lunes, 1 de agosto de 2011
· Alondra en pleno vuelo
Alondra López Bentley, medio española medio inglesa, parece haber decantado la herencia más folk de la rama materna, o simplemente la que por naturaleza se aviene mejor a su carácter, que es en definitiva donde se asienta el gusto musical (perversiones aparte).
lo cierto es que su música y se registro de voz, aún en potencia, están llenos de sensibilidad folk. Rememora a mi parecer, ecos y aires a lo Nick Drake, o tiene también momentos en los que recuerda a Suzanne Vega por poner dos referentes de peso. Hay también en sus trazas, melodías y soniquetes de la canción inglesa que tan bien cultiva por ejemplo nuestro querido Neil Hannon; seguramente aires de su Lancaster natal y recuerdos de su madre fallecida. Necesita aún limar detalles, pero será interesante seguir su evolución y desarrollo.
Una isla de dulzura en un país que insiste en tender hacia el macarreo, la chulería y la estridencia facilona en el terreno pop. Justifico, más aún, que la chica haya optado por el apellido de la madre, para marcar distancias.
Una pullita más: ¡ni comparación con la petarda de Russian Red!
Una pullita más: ¡ni comparación con la petarda de Russian Red!
· Del disco "Ashfield Avenue" 2009
· Nos visitará, si nada lo impide, el próximo miércoles (3 agosto) en las noches del Nocturama. Una cita de lo más recomendable.
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