miércoles, 6 de octubre de 2010

· Piedad pido


A poco que me mueva me resisto a andar. Es una fuerza incontrolada que me impide superar la inercia, que me lleva a lugares sin destino, a perder la lucha y soportar al enemigo que tortura. Pienso que derivará a mejores augurios que causarán en mí alivio para poder sortear el bache del asfalto, pero otra parte de mí me dice que soy vulnerable a este estado y que con poco puedo volver a caer. Piedad pido a las fuerzas que me envuelven y que su naturaleza sea benévola en los momentos que más las necesite.

2 comentarios:

  1. Esa vulnerabilidad que produce el "desanimo" (aunque sabemos que es una forma de describir un desequilibrio químico de andar por casa), es la que deja entrar en tromba los pensamientos negativos.
    Conociendo algo al enemigo, hay que evitar caer en su juego. Dejar pasar estos pensamientos de largo es algo que se aprende poco a poco, pero que estoy convencido de que es posible amortiguar su efecto con desterrar estas ideas. ¡No hay que darle combustible!
    ¡Lo conseguiremos!

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